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28 jul 2014

Drogas, medicamentos y conducción

La Universidad de Valladolid, con el apoyo de la Dirección general de tráfico, publicó hace unas semanas un libro dirigido a los profesionales sanitarios donde se apuntan algunas pautas a seguir en la medicación de pacientes con adicciones: “Drogas, adicciones y aptitudes para conducir”. Los consejos y la información reflejada en el manual sirven también para los profesionales de centros de desintoxicación y como elemento de información general para aportar datos sobre la relación del consumo de drogas y medicamentos y el ejercicio de la conducción. Al frente de la guía se sitúa el profesor de farmacología Javier Álvarez, de la Universidad de Valladolid, y el doctor Juan Carlos González, de la Unidad de investigación de la DGT. El libro, que ya ha superado su 3ª edición, cuenta con el aval de varias instituciones científicas relacionadas con el mundo de la drogadicción y la farmacología. De hecho, ha sido la compañía farmacéutica Reckitt Benckiser la que ha patrocinado la obra.


El manual viene a ocuparse de un tema redundante, pero no por ello carente de importancia. Los datos demuestran que España es el país donde más conductores se ponen al volante bajo los efectos de las drogas (más de un 7%), siendo también alarmante el número de conductores que conducen tras mezclar drogas, alcohol y medicamentos (1,1%), con el consecuente peligro que entraña a la circulación del tráfico y la seguridad vial. En España el 15% de los test de alcoholemia resulta positivo, siendo un 4% la cifra para casos en los que se detecta droga en conductores. Lo que viene a demostrar la urgencia de un plan nacional contra las drogas y la necesidad de concienciar a los conductores de los riesgos que entraña el consumo de sustancias estupefacientes en la conducción.

Fuentes sanitarias europeas alertan de que el consumo de medicamentos y drogas afecta seriamente a la capacidad de atención al volante. Además de poner el punto de atención en que los tratamientos médicos para dejar las drogas también influyen en la atención de los conductores, mermando la velocidad de respuesta. Este hecho se ha comprobado singularmente en los pacientes que toman metadona. Según el director del estudio no se trata de prohibir la actividad de la conducción a los pacientes que están siendo tratados con medicamentos para dejar las drogas, sino de establecer qué sustancias son las que afectan más en la carretera.

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